Princesa.







Siempre había soñado con sentir el rígido golpe de una fusta sobre mi piel, aunque sentía temor de no ser capaz de soportar el dolor, sentía que era un Elemento fetiche para mí. Imaginar a mi AMO con Su fusta en la mano caminando a mi alrededor, escuchar el zumbido de ésta en el aire, poder besarla, llevarla en mi boca, lamerla, sentir como recorre todo mi cuerpo, había sido hasta ahora una simple fantasía.
Ese día, me dijo que tenía una sorpresa para mí, que me esperaba en el mismo hotel de nuestros encuentros pasados, a la misma hora. Me arreglé para ÉL, como siempre lo hacía, incluso cuando no nos encontrábamos. Llevaba lo mismo que había usado en el encuentro con maría, ÉL me había expresado en su momento, que le gustaba como estaba ese día y yo, quería complacerlo, para eso era Su sumisa.
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